viernes, 17 de octubre de 2014

Riesgos de comer en la oficina, patógenos en el escritorio.

Los puestos de trabajo en la oficina no están exentos de riesgo de contaminación
Estudios microbiológicos han demostrado que los microorganismos patógenos están presentes no solo en las cocinas y los comedores, sino que también en oficinas. En una investigación de la Universidad de San Diego (E.E.U.U.) se demostró que “existen más de 500 tipos de bacterias en los espacio de oficina”.
Uno de los grandes problemas asociados en la contaminación de los alimentos por parte de los consumidores son las enterobacterias. Bacterias que están presentes en muchos órganos del cuerpo humano (boca, nariz, orejas, pelo, uñas, heridas e intestinos). Este grupo puede congregar varias bacterias patógenas tales como: Salmonella, Shigella, Yersinia y E.coli. Ellas provienen del intestino, a partir del cual recontaminan el medio a través de las heces e infectan en un ciclo fecal-oral.
La contaminación microbiológica por patógenos es la causa más frecuente de problemas sanitarios en la alimentación. Es aquí donde la actuación del consumidor tiene una importancia decisiva.
Uno de los motivos de esta contaminación es que no se presta demasiada atención en la limpieza de la oficina (involucra mesas, teclados, mouse, teléfono fijo y elementos personales), algo que eventualmente ocurre con menos frecuencia en el baño o la cocina. Estas zonas se limpian más a menudo ya que se les asume mayor riesgo de contaminación.
Para reducir los riesgos en la oficina, se recomienda:
1.    El correcto lavado de manos antes y después de ir al baño.
2.    Limpiar con detergente y sanitizante la zona donde se va a ingerir los alimentos antes y después de su uso.
3.    No dejar los alimentos a temperatura ambiente.
4.    Usar envases adecuados que permitan mantener refrigerado los alimentos durante el traslado a los lugares de trabajo, entre otros.
Solo se puede garantizar la inocuidad alimentaria contando con la responsabilidad compartida de todas las personas que tienen alguna relación con los alimentos. Ello incluye las materias primas, almacenamiento, elaboración, conservación y distribución hasta los consumidores.
No obstante, el riesgo cero no existe en la alimentación y debemos ser conscientes de que incluso la legislación más estricta y los sistemas de control más seguros no pueden protegernos totalmente. La mejor manera de garantizar la seguridad alimentaria sigue siendo estar bien informados sobre los principios básicos de la producción alimentaria y tener cuidado cuando se manipulan los alimentos ya sea en casa, colegios u oficinas.

Aporte: Laura Palma G.
Fuente: http://www.consumer.es/seguridad-alimentaria/sociedad-y-consumo/2014/10/08/220662.php

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